BASTA DE SEXISMO



Mi novia y yo vamos a una discoteca gay para pasarla bien y sobre todo para encontrar un ambiente (que la verdad es bien difícil encontrar en cualquier sociedad del mundo), un ambiente sólo de gente como nosotras, y resulta que cuando vamos a una de las discotecas más famosas de nuestra comunidad (el Downtown) mientras vemos el show tenemos el desagrado de ser sorprendidas y acosadas por un hombre de pinta medio reggaetonera, muy parecido a un choro (ratero), de barrio de mala muerte y con esas gorras que usan todos esos de por ahí para hacerse la pinta de bacancitos y tiene la conchudez de decirnos "Mamacita rica" bien cerca a nuestras caras. Por supuesto mi novia se asusta y a mi me invade una rabia terrible contra este tipejo que se cree puede venir a invadir nuestro espacio personal y acosarnos de esa manera tan inmunda. Despues de todo me pregunto ¿QUE MIERDA HACEN ESTOS IMBÉCILES QUE NO TIENEN NADA DE GAY EN UNA DISCOTECA GAY!?!?!?!

En otra ocación recuerdo que una vez cuando caminaba por las calles de Lima con una de mis amigas Straight pasó una combi y el cobrador dijo las mismas palabras asquerosas que el otro tipo "Mamacita rica", yo me molesté mientras que mi amiga me dijo "¿pero porqué te molestas si te está haciendo un cumplido?" Es por eso que decidí hacer este post porque creo que ya es momento de generar conciencia en las mujeres sobre la diferencia entre un piropo y el acoso sexista.

Después de haber sido criticada de intolerante tras haber publicado mi post sobre Miss Nikkei Perú 2011, me he visto obligada a exponer estas entradas del blog BASTA DE SEXISMO para dar a entender mi punto de vista ya que comparto la misma opinión que la autora.

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Hola bomboncito...
tomado de Basta de sexismo


Salgo de mi casa, camino por la calle. Paso delante de una obra, estoy obligada a caminar entre tres o cuatro obreros. Todos, sin excepción, me hacen algún tipo de comentario. "Hola bomboncito..." , "Mamita qué buena que estás...", "Ay Dios mío..."

Sigo mi camino. Me cruzo con dos tipos que vienen enfrente. Uno de ellos habla con el otro: "Entonces le dije a mi jefe..." Se interrumpe un segundo, se da vuelta hacia mí, dice de manera automática: "Hola muñeca..." y como si nada, sigue contando: "... le dije que no podía ser, que ese laburo no lo podía hacer..."

Sigo caminando. Decido comprarme un helado. Me paro en una heladería. No tengo tiempo de comerlo dentro de la heladería, así que decido comerlo caminando por la calle. Claro que lo tengo que chupar para que no se derrita (y aparte odio comer el helado con cucharita). Con una gran muestra de originalidad, tres o cuatro tipos me dirán lo mismo, hasta que acabe mi helado: "Mamita, cómo me gustaría ser ese helado y que me chupes todo".
Cuando termino el helado, recuerdo que no tengo que comer un helado en la vía pública si no quiero que me molesten.

Cuando termino mi recorrido callejero, recuerdo que no tengo que caminar por la vía pública si no quiero que me molesten.
Todo eso ha sido en invierno, tapada hasta los ojos. En verano, los comentarios se multiplican, claro, porque me pongo polleras y remeritas más cortas o ajustadas.

Lo sé: a muchas mujeres les encanta que les digan piropos. Porque no pueden vivir sin la mirada masculina, creen que eso las valoriza.

A mí me parece insoportable y totalmente sexista.

Cuando hablo de eso con hombres, me dicen que les encantaría que las mujeres les digan piropos en la calle. Claro, porque se imaginan que serían mujeres lindas, flacas, jóvenes y atractivas. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los hombres que dicen cosas a las mujeres en la calle son los más feos, los más repugnantes, los que menos me llevaría a mi cama. ¿Cambiaría algo si fueran hombres lindos y atractivos? No. De hecho, las pocas veces que sucede, me molesta igual.

También está el hecho de que no se podría comparar a una mujer diciendo algo a un hombre con un hombre diciendo algo a una mujer: los hombres no les tienen miedo a las mujeres en la calle. No está esa amenaza constante de la violación. Nunca les dijeron: "Ojo, no hables a mujeres desconocidas, cuidate en las playas de estacionamiento vacías, procurá estar acompañado, no estés a solas con una mujer". Son cosas que a nosotras nos metieron en la cabeza y sí, cuando estamos en una calle oscura, solas, y nos cruzamos con un hombre, tenemos tendencia a querer cambiar de vereda y a pensar en el peligro de la violación. Un hombre solo en una calle oscura que se cruza con una mujer no va a pensar en cambiar de vereda por miedo.

A un hombre le parecería piola que una mujer le diga: "Papito, te la chuparía toda" porque sabe que esa mujer no lo puede violar.

Cuando un hombre me dice: "Mamita, te rompería toda", hay una amenaza virtual, porque es perfectamente factible que ese hombre me viole. Lo más probable es que no lo haga, pero la posibilidad existe. Y por más que ese hombre sepa perfectamente que nunca violaría a una mujer, tiene que saber que con su comentario aparentemente anecdótico alimenta ese ambiente de agresión y de miedo que sentimos constantemente en la calle.

Un día hablaba de eso con un amigo, que me dijo que no entendía qué me molestaba. Entonces le di la única comparación posible: "Imaginate que no puedas andar por la calle sin que los hombres homosexuales te miren el culo, te digan: 'cómo me gustaría que me la chupes' o 'qué bomboncito que sos'. ¿Cómo reaccionarías?"

Respuesta de mi amigo: "Les rompo la cara".

Ajá. ¿Y por qué a él le molestaría a punto de querer romperles la cara, y yo me tendría que sentir valorizada y feliz de que un hombre me quiera coger? ¿Será porque cree que una mujer necesita la mirada masculina para sentirse bien? ¿Tan indispensables se creen algunos hombres?

Una vez, un taxista me gritó algo. Le hice "fuck you" con el dedo, y me gritó: "¡Lesbiana!". Qué prueba magnífica de que algunos hombres creen ser el centro de la vida de las mujeres: si no nos gusta que nos digan cosas, es necesariamente porque somos lesbianas. Con su ego desmesurado, no se pueden imaginar que una mujer heterosexual no necesite la mirada de los hombres para sentirse plena.

Cuando le dije todo eso a mi amigo, lo pensó y me dijo: "Bueno, pero si estoy en un barrio gay, en su territorio, no tengo nada que decir, me lo banco y chau, hasta que salga del barrio".

Ajá. ¿Quiere decir que el espacio público es territorio masculino y que me la tengo que bancar hasta que salga de ese territorio, es decir, hasta que vuelva a mi casa? Porque no hay barrio donde eso no suceda. Puerto Madero, Chacarita, Recoleta, Villa Lugano, Belgrano o la Boca: no hay barrio donde los hombres no se sientan el derecho de molestar a las mujeres con comentarios sexistas.

Muchas veces, se vuelve aún más violenta la cosa: un hombre camina hacia mí y hace como que se viene directamente sobre mí. A último momento se desvía y al cruzarse conmigo me dice algo como: "Te rompería toda" o "qué buenas tetas". Claro que en el momento en que creo que el tipo se va a chocar conmigo, me entra mucho miedo, porque no sé si el tipo me quiere robar, o agredir, o simplemente pedirme la hora.

Sin hablar de los que, directamente, te tocan el culo o las tetas. Ya estamos hablando de otro grado de agresión, una agresión física. El nivel siguiente es la violación.



En todos los casos, esos hombres crean un ambiente sexual, de agresión, que hace que una mujer no pueda sentirse tranquila caminando por la calle. De hecho, una mujer caminando por la calle no es un ser humano: es una vagina con patas. Así es vista por muchísimos hombres, que se creen el derecho de poder agredirla verbal o físicamente.

Y no, no hago diferencia entre un piropo como "los de antes", y las agresiones como "chupame la pija". Porque la intención es exactamente la misma: marcar el territorio, poner a la mujer en un papel de objeto sexual. En un caso, esta agresión está disfrazada con lindas palabras o poesía. Pero el resultado es el mismo.
Me encantaría poder caminar por la calle y que me vean como un ser humano, y no como una vagina con patas. Me encantaría que llegue el verano y poder ponerme una remerita sin que me hagan comentarios sobre mis tetas (y eso que no las tengo muy grandes, no me imagino el infierno de las mujeres a las que la naturaleza dotó de pechos generosos). Me encantaría poder estar en la vía pública y no pensar que al fin y al cabo, estaría mucho más tranquila si llevara la burka afgana.

Por último, quiero subrayar la cobardía de los hombres que dicen piropos o cosas obscenas en la calle: en general, eligen decirlas una vez que la mujer pasó, cuando está de espaldas. Nunca lo dicen de frente. Y cuando una les encara y les pregunta: "¿Qué me dijiste?", en la mayoría de los casos, se hacen los boludos. Ni siquiera tienen la valentía de bancarse sus propias palabras.


PD: preciso que hablo de piropos u obscenidades proferidas en la calle, no de intentos genuinos de seducción. Es evidente que los hombres que dicen cosas a las mujeres en la calle no intentan seducirlas: sólo quieren marcar su territorio y remarcar que son machos de verdad.

2 comentarios

  1. Hola Nijord soy gay y nikkei primero que nada dejame decirte que amo tu blog!!! me siento identificado, tu sabes... no hay muchos nikkei gays. Con respecto al tema es muy lamentable lo que pasan muchas mujeres, tengo una amiga que ama las faldas pero lamentablemente no las usa por temor a ser agredida verbalmente y quien sabe tal vez hasta fisicamente, no solo eso sino que el hecho de que te griten algo grosero en la calle y en frente de todos es ademas humillante. Lo del Downtown ni que decir!!! Tremendo estupido!! Hay muchos chicos "straight" que van solo para sentirse mas .... machos(?) se sienten mas hombres ya que se supone que a ese tipo de discotecas solo van hombres y mujeres gays. Ridiculo!. Nijord gracias por el blog esta muy bueno ojala se sigan tocando temas de nikkeis gay, me siento bien curioso con respecto a ese tema ya que nunca he conocido a un chico asi.. Ah porcierto no soy un secuestrador ni nada xD yo tengo 19 años, cuantos años tienes tu? solo para saber si somos algo contemporaneos xD Gracias Nijord!

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  2. Hola Anónimo!, que gusto escuchar tu comentario y me alegra muchísimo saber que te gusta el blog! por cierto tengo 22, cuando fundé este blog yo tenía tan solo 18 y recién había salido del clóset. Espero tener mas opiniones tuyas pronto! y si quieres conversar sobre alguna otra cosa eres bienvenido a escribirme al correo.
    saludos!

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